En este post comentamos la experiencia personal de un ejemplo de cómo aprovechar un hobby sencillo
El rummy es un juego con fichas que se practica entre dos a seis jugadores. Cada ficha tiene un número de un color determinado. Hay varios grupos de distintos colores que van del 1 al 13 y también varios comodines. El juego consiste en ir colocando las fichas sobre la mesa de modo que coincidan bien en número correlativo, bien en número y color. Se juega de forma individual y sucesiva y gana el que antes se quede sin fichas.
El rummy también se juega con cartas, con baraja francesa. El gin rummy es un juego de cartas muy parecido y uno de los más difundidos en el mundo.
Uno de los principales atractivos del rummy es que es fácil de aprender y de jugar, pero requiere habilidad y rapidez, aunque la suerte también influye. Las reglas se aprenden con alguien que ya lo juegue o con las que vienen con el juego, físico o electrónico. Al practicarse entre varias personas ayuda a la relación social. Es ligero, portátil y barato. Puede acabar produciendo una verdadera afición, como pasa con tantos juegos de mesa, ya sea con fichas o cartas.
También se juega con dispositivos electrónicos, con plataformas de internet o con App, bien contra el dispositivo o contra otros jugadores.
Es posible que parte del sencillo atractivo del rummy sea el formato con fichas de colores, en cierto modo más cómodo y agradable que el de naipes.
En resumen, una agradable y sencilla afición, ejemplo de otras muchas.
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